Me llamo Leonardo y esta es mi vida.
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sábado, 7 de marzo de 2009

- Mi primera experiencia con la muerte.

Cuando tenia 6 años aproximadamente, vivía en Ciudad Real, y tenia unos vecinos a los cuales prácticamente no recuerdo. No creo que me cayeran especialmente bien, supongo que era lo que había. Recuerdo sus juguetes, esos si me caían bien. Y recuerdo a la abuela que parecía otro objeto viejo adornando el salón. Un salón de esos que huele a viejo, lo cual tiene mucha lógica por que la abuela estaba poco a poco desintegrándose en la misma butaca. Pero muy lentamente.
A veces cuando entraba en el salón por el que había que atravesar obligatoriamente para ir al cuarto de mis "amiguitas" que eran 2 hermanas, me quedaba un segundo quieto donde suponía que terminaba el campo de visión de esa reliquia humana por que algo me estremecía. Había visto como le daban muchas veces pastillas, papillas con cuchara, y algún que otro beso de despedida cuando la madre de ellas e hija suya salía a hacer no se que compras.
Yo no creo que nadie quiera vivir así, y lo peor es que si la muerte no te coge por sorpresa, eso es lo único que nos espera. No creo que nadie quiera y que muy pocos como en el resto de las cosas tenga valor para tomar decisiones. ¿Por que tomar decisiones si nadie te obliga?¿Quieres esto? No, pero al menos no tienes que elegir si entras en el estado autómata en el que se encuentra el 90% de la humanidad.
Cuando te atrapa el miedo, por ejemplo, el miedo a morir, es casi imposible decidir, por que el cuerpo omitiendo cualquier razón, te obliga a intentar vivir. Prácticamente ya no eres consciente, solo intentas salir. Para luego poder seguir sin decidir.

Un día, tras encontrarme con una de mis vecinas al salir con mi madre del ascensor, la cual parecía a veces hacer vida en el pasillo conjunto, por que a menudo estaba ahí con la puerta de casa abierta, me propuso ir a jugar a su casa. Mi madre mientras abría nuestro piso me dijo que podía pasar un rato hasta que me llamara para comer. Yo, que tampoco tenia especial interés por hacer compañía a esa niña tonta que saltaba mas de lo que me daba la sensación que era coherente fui entrándome en su casa muy tranquilo. Deje a la izquierda la cocina donde no había nadie, y seguí hasta entrar al salón, a la vez que mi vecinita salía de el, por el lado opuesto. Ella iba mas rápido. Así que como siempre, tuve ese momento de soledad con la abuela que me permitía pararme y mirarla sin nada que perturbara ese silencio. Pero esa vez fue mucho mas interesante.
A penas me detuve donde siempre, a unos 4 metros de ella. Por su derecha, donde ella no creo que llegara a verme, quizás a percibirme, pero no verme. Entonces una tos corta y única rompió esa sensación de que el tiempo se detenía que solíamos conseguir juntos. La tos siguió a un movimiento de su mano derecha, continuado por el movimiento del tronco dejando atrás la cabeza que se inclinaba hacia arriba a la vez que su boca se abrió buscando el aire. y tras entender que algo no iba como siempre, pase a entender que el cambio era para mal, muy mal cuando eso empezó a repetirse mas rápidamente, la mano, el pecho, la cabeza, la boca.
Parecía claro. La abuela era prácticamente un mueble, vivía condenada a no tener sueños ya, a no tener mas pretensiones que dormir bien y no hacerse caca encima, y ahora estaba muriéndose. Se debatía en una lucha que le estaba haciendo gastar las pocas fuerzas que le quedaban, las fuerzas que parecía haber estado guardando todo ese tiempo al no moverse lo mas mínimo. Pero esas cosas, pasan, insuficiencias, subidas de tensión, no se, hay mil razones que podrían a primera vista justificar esos movimientos espasmodicos.Para muchos de los que sufren estos ataques solo hace falta una ambulancia,un poco de hospital, una serie de medicamentos, una lenta recuperación, y otra vez al sillón. A lo largo de mi vida he visto lo resistente que es el cuerpo y las veces que se puede uno librar de la muerte.
Yo seguía cerca de ella, mirándola, y todo esto sucedía en apenas 4 segundos. Fue lo único que necesite para decidir.
Seguí andando empezando por el primer paso y tras otros 10 estaba ya en la habitación de mi vecinita. Me arrodille para estar a la altura de esta y empezamos a juguetear con sus caballitos, y no se que mas. El caso es que había demasiado rosa en su habitación, no me gustaban sus juguetes, no se por que estaba allí.



Cuando paso un rato me fui a casa, aunque todavía no me había llamado mama. No recuerdo mi paso por el salón. Por la tarde escuche ruidos, mi madre abrió puertas hablo con gente, hubo un pequeño jaleo que no me molestaba en mi habitación. La abuela había muerto y todo eso. Supongo que yo ya lo sabia.